Cuestión de Genes
Cuando las madres optan por la lactancia materna, es normal que aparezcan preocupaciones sobre si el recién nacido está alimentándose correctamente o si la producción de leche es suficiente. Existen ciertos momentos en el desarrollo del recién nacido en los que se produce una mayor demanda de leche, lo que puede dar lugar a cambios en la conducta del lactante. Pues bien, esto se conoce como crisis de lactancia, que se corresponde con un pico de crecimiento del recién nacido, y es esencial no confundirlo con un problema en la producción de leche materna. ¿Quieres saber cómo reconocer estas crisis? Te lo contamos a continuación.
Como hemos explicado, las crisis de lactancia se producen debido a un pico de crecimiento del bebé, en el que necesita aumentar la cantidad de alimento que recibe.
La necesidad de tomar pecho más a menudo no significa que la producción de leche sea insuficiente, sino que necesita una mayor cantidad. La producción de leche materna se regula según la demanda del bebé, por lo que, a mayor número de tomas, mayor cantidad de leche producirá la madre. Es por ello, que estas crisis son la manera natural de aumentar la cantidad de leche que produce la madre, satisfaciendo sus nuevas necesidades.
Es esencial reconocer estas crisis y darle al recién nacido todas las tomas que requiera ya que, además de ser la única manera de aumentar la producción de leche materna, los especialistas recomiendan la lactancia materna a demanda. Esto significa que, en el caso de los lactantes, no deben llevar un horario fijo de comidas, sino que se debe alimentar al bebé siempre que él lo pida y hasta que él mismo se retire del pecho, sea cual sea la duración de la toma. Esto implica que durante los primeros días de vida los recién nacidos pueden llegar a realizar hasta 12 tomas, e irán disminuyendo su frecuencia según pase el tiempo, hasta que lleguen estas crisis de lactancia, en las que se incrementará de nuevo el número de tomas.
Como bien sabrás, cada recién nacido es único y su desarrollo también lo será, por lo que estas crisis de lactancia pueden aparecer en cualquier momento de la lactancia. De manera general, los recién nacidos pasan por 3 crisis de lactancia.
Como hemos comentado, durante sus primeros días de vida, los recién nacidos llegan a realizar hasta 12 tomas diarias, lo que comienza a reducirse en la primera semana. Sin embargo, alrededor de la tercera semana muchos recién nacidos producen un aumento de las tomas e incluso lloran si se les retira del pecho. Esta crisis suele durar entre 3 y 4 días, tras los cuales los recién nacidos vuelven a realizar el mismo número de tomas que realizaban antes de la misma, ya que la cantidad de leche materna ha aumentado satisfaciendo la nueva necesidad del recién nacido.
En esta crisis, no solo se aumenta el número de las tomas, sino que además el recién nacido comienza a presentar cambios en su conducta. Algunos cambios que se producen son llorar mientras come, ponerse nervioso y arquear las piernas o la espalda. La duración de esta crisis es de 5 a 7 días, tras los cuales vuelve a su ritmo de tomas habituales antes de la crisis.
Crisis de lactancia a los 3 meses:
Esta es la crisis de lactancia más conocida ya que es la más larga, pudiendo durar desde 3 semanas hasta 1 mes. En esta crisis, además de aumentar el número de tomas, los bebés también pueden llorar al darles el pecho y además lo que suele ser un motivo de preocupación es que los bebés suelen acortar la duración de las tomas. Esta duración más corta no debe asustar a las madres ya que a los 3 meses la capacidad de succión del recién nacido también ha mejorado, por lo que por lo general consigue la cantidad de leche necesaria en un tiempo menor. Además, los bebés presentan otro cambio de conducta al tomar el pecho, que se distraen con gran facilidad estando más atentos a lo que ocurre a su alrededor que a la alimentación. Esto es normal ya que en el tercer mes de vida su visión y audición mejoran, por lo que es habitual que comiencen a prestar más atención a aquello que les rodea. Por este mismo motivo, otra característica de esta crisis de lactancia es que solo se alimentan tranquilos mientras están dormidos.
En esta crisis de lactancia, no solo se producen cambios en el recién nacido, sino que también se producen cambios fisiológicos en la madre, que, en caso de no conocerlos, pueden suponer un motivo de alarma. Uno de ellos es el ablandamiento del pecho, que puede interpretarse como una baja producción de leche. Sin embargo, no se debe a una falta de producción, sino que el bebé, como hemos visto, es capaz de vaciar el pecho de manera más rápida y eficiente, tratándose de una regulación de la producción de leche materna.
Otro cambio que se produce es la mejora en la producción de la leche, que ahora tarda cerca de 2 minutos en realizar su bajada, mientras que en los meses anteriores era inmediata nada más succionar. Esto es una regulación natural de su producción que el bebé puede notar ya que antes nada más empezar a succionar obtenía alimento.
Estos cambios de alimentación en el recién nacido pueden suponer una preocupación para la madre, que puede creer que el bebé no se está alimentando de manera correcta porque está rechazando su leche, porque no se agarra de manera adecuada o porque su producción de leche es insuficiente.
El mejor indicador de que se trata de una crisis de lactancia y que el bebé sigue alimentándose de manera adecuada es controlar las micciones y las heces del recién nacido. Si estas son iguales que las de antes de presentar el cambio de comportamiento, significa que el bebé sigue recibiendo el mismo alimento y, por tanto, se trata de una crisis de lactancia.
Otra manera de comprobar que estamos ante una crisis de lactancia es comprobar el crecimiento del bebé. Si se tratase de una producción baja de leche materna o una mala succión, el crecimiento del bebé se vería estancado. El crecimiento es uno de los parámetros que comprueba el pediatra en cada revisión para comprobar el desarrollo del recién nacido, por lo que, si existiese algún problema, el pediatra sería consciente y podría ofrecer diferentes soluciones ante el mismo.
Esta característica del crecimiento debe ser siempre indicada por el pediatra ya que cada niño puede llevar una curva de crecimiento particular y además en general, durante el tercer mes de vida, los bebés engordan menos, lo cual puede suponer un motivo de alarma en la madre, mientras que es algo común en los bebés.
Algunos signos que pueden indicar que no se trata de una crisis de lactancia, siendo imprescindible acudir al especialista son:
Es esencial saber reconocer estos pequeños periodos en los que puede parecer que el bebé no está satisfecho con la lactancia materna, ya que pueden generar estrés y ansiedad en la madre.
Además, la crisis de lactancia de los tres meses es interpretada por muchas madres como una bajada de leche, recurriendo a la leche artificial. Conocer estas crisis de antemano puede evitar esta suplementación de leche y el abandono de la lactancia materna. Además, es importante saber que, si se comienza a suplementar al bebé con leche de fórmula y el número de tomas se ve reducido, la cantidad de leche producida por la madre se verá disminuida, causando, ahora sí, una baja producción de leche. Esto se debe a que como hemos explicado antes, la cantidad de leche producida por la madre aumenta a demanda del bebé.
Es importante reconocer los cambios que se producen en el bebé y en la madre y reconocer su transitoriedad, por lo que, si al cabo de los periodos estimados el bebé sigue mostrando estos cambios de conducta, lo mejor será siempre acudir al especialista para salir de dudas y darle, en cualquiera de los casos, el mejor cuidado al recién nacido.
Algunos consejos que pueden ayudar para que el bebé se alimente lo mejor posible durante estas crisis es darle el pecho cada vez que lo requiera y buscar un lugar tranquilo, poco luminoso en el que no haya mucho ruido. Esto ayudará a evitar distracciones en el recién nacido, ayudando a centrar toda su atención en la alimentación.
Como has visto, estar informado de todos los cambios que se producen durante el periodo de lactancia es clave para dar a los nuevos miembros de la familia el mejor cuidado. Desde Veritas, apostamos por un cuidado proactivo de la salud, ofreciendo diferentes pruebas genéticas adaptadas a las distintas etapas de la vida. Para los recién nacidos ofrecemos myNewborn, una ampliación de la prueba del talón con la que podrás detectar más de 300 enfermedades, ofreciendo a tu hijo la medicina personalizada desde el primer momento de su vida. ¿Quieres saber más? No dudes en contactar con nosotros.
Bibiana Palao - Directora Departamento Científico
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