Cuestión de Genes
Las pruebas durante el embarazo son imprescindibles para controlar que todo transcurre de forma correcta y poder anticiparse en caso de que haya alguna complicación. Si estás embarazada, es posible que te interese conocer al detalle cuáles son las pruebas que se realizan durante el embarazo y en qué consisten.
Normalmente, cuando una mujer sospecha que está embarazada, se realiza una prueba de embarazo en casa con una muestra de orina. En caso de resultado positivo, el embarazo se confirma con un análisis más específico que se realiza con una muestra en sangre.
Una vez confirmado el embarazo, comienza una nueva etapa llena de ilusión, dudas y, por supuesto, pruebas y controles. El seguimiento de la gestación resulta imprescindible para asegurar el buen estado de salud y prevenir posibles complicaciones, tanto en la madre como en el futuro bebé.
En este artículo veremos las diferentes pruebas que suelen realizarse en embarazos de bajo riesgo, sin embargo, no debes olvidar que cada gestación es única y, por tanto, es el especialista quien en cada caso determinará la necesidad de llevar a cabo otras pruebas durante el embarazo. A lo largo de las visitas que te pauten, generalmente te atenderán la matrona o el ginecólogo, según el tipo de revisión que toque.
La primera visita del embarazo tiene lugar normalmente en torno a la semana 8 de embarazo. El objetivo es realizar una historia clínica detallada de la mujer para valorar si existe algún factor de riesgo en su embarazo. Para ello se registran el peso, altura y tensión arterial, además de incluir los posibles antecedentes de enfermedades no solo suyas, sino también de sus familiares directos y de su pareja reproductiva, alergias y otras condiciones médicas.
Dependiendo del centro, en esta primera visita o en una posterior se realizará a la mujer una analítica muy completa que estudia, entre otros, los siguientes parámetros:
Con una muestra de orina se evalúa la glucemia y el nivel de proteínas, entre otros parámetros. El análisis de orina generalmente se repite cada trimestre. Además, entre la semana 12-16 se realiza un cultivo de orina para descartar que exista alguna infección asintomática.
En algunos casos, si el especialista lo considera necesario, también puede que se recomiende la realización de una exploración ginecológica y una citología.
A partir de la semana 10 de embarazo, se puede acceder a las pruebas prenatales no invasivas (NIPT), que analizan en una muestra de sangre materna el ADN libre de origen fetal, para determinar el riesgo de alteraciones cromosómicas del feto y conocer su sexo. Estas pruebas tienen un rendimiento mucho mayor al cribado combinado del primer trimestre, además de aportar más información, aunque, por lo general, no están cubiertas por los programas de salud públicos.
La primera ecografía del embarazo por lo general tiene lugar en torno a la semana 12. Los objetivos son:
La medición de la translucencia nucal es el parámetro ecográfico necesario para el cribado combinado del primer trimestre. La prueba, como hemos mencionado, combina la medida del pliegue nucal con la edad materna y los factores bioquímicos, con el fin de obtener el índice de riesgo que tiene el feto de presentar alteraciones cromosómicas frecuentes como el síndrome de Down. Si quieres saber más sobre esta prueba, puedes leer nuestro artículo sobre cribado del primer trimestre, en el que además te hablaremos sobre las pruebas prenatales no invasivas (NIPT).
Cuando el cribado combinado da un índice de riesgo elevado, se recomendará la realización de una prueba invasiva (biopsia de vellosidades coriales o amniocentesis) para confirmar o descartar el resultado. Estas pruebas conllevan cierto riesgo para el embarazo (rotura de la bolsa, aborto o infección, etc) que ronda el 1%. También es posible realizar previamente el test prenatal no invasivo, ya que su rendimiento es mucho mayor, aunque si el resultado fuera de alto riesgo, igualmente se deberá confirmar con un procedimiento invasivo.
Continúan las exploraciones físicas, registrando el peso de la gestante para controlar que el aumento sea el adecuado. Además, se registra la tensión arterial, que es especialmente importante para detectar si hay indicios de preeclampsia. Se trata de una complicación del embarazo y puede implicar riesgos tanto para la madre como para el bebé.
Entre la semana 20 y la 22 se realiza la llamada ecografía morfológica, en la que se observa al detalle la anatomía del feto para poder detectar posibles anomalías.
Durante la ecografía se valora que los órganos funcionen con normalidad, que las extremidades estén bien formadas, y la longitud del cuello del útero, entre otros parámetros.
También se valora el funcionamiento de la placenta, la cantidad de líquido amniótico, e incluso puede detectarse un posible retraso en el crecimiento fetal. Cuando todo transcurre con normalidad, esta ecografía hace mucha ilusión a los padres, ya que el especialista confirma el sexo del futuro bebé.
Hacia el final del segundo trimestre de embarazo (semana 24-28) se realiza una segunda analítica de control y, entre otros parámetros, se analiza si se ha producido una infección por hepatitis B, en cuyo caso se deberá vacunar al recién nacido en los primeros días. Además, se realizarán otras pruebas complementarias como las que se mencionan a continuación.
Esta prueba permite conocer cómo reacciona el organismo de la embarazada al azúcar. Para llevarla a cabo, primero se extrae una muestra de sangre para determinar el nivel basal de glucosa, seguidamente la embarazada ingiere una solución con una medida exacta de glucosa y, pasados 60 minutos, se extrae una segunda muestra de sangre para determinar los niveles de glucosa. Si el resultado de esta prueba es positivo, es decir, los niveles de glucosa en sangre están por encima de un punto de corte, pasados unos días se realiza otra prueba adicional conocida como test de tolerancia a la glucosa. Tiene un procedimiento similar en el que se administra una solución con una cantidad exacta de glucosa, pero en lugar de dos extracciones, se toman varias muestras de sangre, la primera antes de ingerir la bebida azucarada, luego a la hora, a las dos horas y a las tres horas tras la ingesta. La finalidad de estas pruebas es conocer si ha desarrollado una diabetes gestacional y, en caso de confirmarse esta complicación, dar pautas para su manejo y establecer revisiones para su control.
Con la llegada del tercer trimestre entramos en la recta final del embarazo, una etapa llena de ilusión por la cercanía del parto, en la que también suelen aparecer inquietudes y miedos, sobre todo en padres primerizos.
En el tercer trimestre vuelve a realizarse otro análisis de sangre en el que, entre otras determinaciones, se realiza un estudio de coagulación de cara al parto. Si se detectara alguna alteración en la coagulación, ya sea por riesgo de sangrado o de trombosis, será necesario que el especialista lo valore y establezca el manejo apropiado. Es habitual que en esta etapa, o incluso antes, las embarazadas presenten anemia ferropénica (niveles bajos de hierro en sangre) en cuyo caso se recomienda un suplemento de hierro.
En este trimestre, entre las semanas 32-36, también se realiza una ecografía, con el fin de:
Además, en esta visita se realiza también un cultivo vaginal y rectal, para detectar si en el canal del parto hay presencia de la bacteria Streptococcus agalactiae. Esta bacteria forma parte de la flora bacteriana habitual en personas sanas, sin embargo, en algunas ocasiones puede colonizar el tracto genital, ya sea de manera transitoria o intermitente. La colonización de esta bacteria suele ser inocua para la mujer, sin embargo, podría ocasionar problemas en el bebé si se contagia al atravesar el canal del parto. Por eso, si el cultivo resulta positivo, será necesario administrar antibióticos a la madre el mismo día del parto.
Cuando el embarazo casi ha llegado a término, alrededor de la semana 40 o antes, el médico cita a la paciente “a monitores”, con el fin de ver si hay presencia de alguna contracción, confirmar si el bebé está colocado en el canal del parto y valorar la posibilidad de realizar una monitorización del feto para controlar su frecuencia cardíaca, aunque este control del feto no siempre es necesario en partos de bajo riesgo.
Como has visto, las pruebas durante el embarazo son numerosas. Su objetivo es controlar que la gestación transcurre de forma adecuada y que el bebé y la madre no presenten complicaciones, lo que aporta tranquilidad a esta etapa de la vida.
Una prueba clave que contribuye a reforzar esta tranquilidad, es myPrenatal, el test prenatal no invasivo más completo. Con solo un análisis de sangre podrás conocer, desde la décima semana de gestación, tanto en embarazos únicos como gemelares, el sexo del bebé y el riesgo de anomalías cromosómicas fetales como trisomías en todos los cromosomas y otras anomalías genéticas (grandes deleciones y duplicaciones) que suelen causar alteraciones del desarrollo físico y/o cognitivo. ¿Quieres más información? ¡No dudes en contactar con Veritas! Estaremos encantados de resolver todas tus preguntas.
Maria Moreno - Medical Science Liaison Manager
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