Cuestión de Genes
La epilepsia es una enfermedad crónica neurológica, fruto de la alteración de la señal eléctrica a través de la que se comunican las neuronas. En general suele ser un proceso benigno, transitorio y reversible. En este artículo te daremos más información acerca de las causas y los tipos de epilepsias, así como algunas pautas acerca de cómo proceder ante una crisis convulsiva de epilepsia en bebés y niños.
La epilepsia se define como una patología crónica de origen diverso, que se caracteriza por la presencia de crisis epilépticas recurrentes, de modo que una crisis aislada no implica que el individuo presente epilepsia. Por este motivo muchos especialistas prefieren hablar más de pacientes epilépticos que de epilepsia.
Una crisis epiléptica responde a una alteración en la descarga neuronal en la se produce una descarga excesiva, que pueden causar crisis convulsivas con diferentes tipos de síntomas, que van desde los movimientos espasmódicos incontrolables hasta la pérdida de consciencia. La duración de las crisis epilépticas es variable, pudiendo ser de solo unos segundos o prolongarse algunos minutos. A veces se producen de forma muy leve, de modo que resulta difícil percibirlas.
Las crisis convulsivas pueden ser de distintos tipos. De forma general distinguimos las focales, que afectan a un área limitada del cerebro y cursar con o sin pérdida de la conciencia; y las generalizadas que afectan a ambos hemisferios cerebrales. Dentro de las convulsiones generalizadas diferenciamos:
Pero ¿por qué se produce este desequilibrio en las descargas eléctricas neuronales? La causa parece tener su origen en alteraciones en los neurotransmisores, que son las sustancias encargadas de transmitir las señales entre las neuronas.
La epilepsia neonatal frecuentemente está causada por una patología primaria que puede ser identificable, como las alteraciones congénitas del metabolismo de origen genético, las infecciones del sistema nervioso central, o síndromes epilépticos de origen genético; aun así, existe un pequeño porcentaje de causa desconocida.
Es importante señalar que no todas las crisis epilépticas implican un diagnóstico de epilepsia; vamos a verlo.
La epilepsia en bebés y niños se da cuando estos presentan crisis convulsivas de forma repetida; es decir, un “ataque epiléptico” o crisis convulsiva que ocurre de manera aislada no implica que el niño presente epilepsia.
Hay otras causas que originan crisis convulsivas en niños, como son las convulsiones febriles. Como te explicamos en nuestro artículo Fiebre en recién nacidos, la fiebre alta puede tener como consecuencia convulsiones que, aunque no suelen ser graves, resultan muy alarmantes para los padres. Este tipo de convulsiones suelen producirse en niños de entre 6 meses a 5 años en casos de fiebre alta. Los niños presentan sacudidas que suelen afectar al cuerpo entero o a una parte específica, y pueden llegar a causar pérdida de conocimiento o del control de esfínteres. En función de los síntomas, estas convulsiones se clasifican en simples o complejas; las simples duran desde unos segundos hasta 15 minutos, afectan al cuerpo entero y no se repiten en las siguientes 24 horas; las complejas duran más de 15 minutos, pueden afectar únicamente a una parte del cuerpo y se repiten dentro de las 24 horas siguientes.
En algunas ocasiones, las convulsiones febriles pueden ser consecuencia del exantema súbito o roséola, una enfermedad vírica que afecta a niños pequeños y cuyos dos síntomas principales son la fiebre alta y repentina y el sarpullido rojizo en la piel. Otras infecciones víricas pueden también causar crisis convulsivas y de manera menos frecuente, infecciones bacterianas.
Estas convulsiones no implican que el niño tenga epilepsia; por eso, si ocurren, es muy importante acudir al médico para que el pediatra verifique si la convulsión es de tipo febril o si bien puede tratarse de epilepsia.
La epilepsia es una enfermedad crónica de etiología diversa; es decir, diversas patologías causales tienen como factor común el desencadenamiento de crisis epilépticas. Cada una de estas patologías tienen pronósticos distintos y requieren de tratamientos diferentes; por ese motivo es fundamental realizar un diagnóstico correcto del tipo de epilepsia que padece el niño, para así proporcionarle el manejo y tratamiento más adecuados.
Con frecuencia, los niños que presentan síntomas convulsivos que pueden parecer crisis epilépticas en realidad han tenido un episodio no epiléptico. Normalmente el diagnóstico de epilepsia en bebés y niños se realiza cuando los ataques o convulsiones se repiten más de una vez sin una causa identificable como la fiebre.
Para el correcto diagnóstico de epilepsia en bebés y niños es fundamental realizar un estudio clínico completo que incluya:
Además de la valoración clínica completa existen exámenes complementarios que pueden ayudar al diagnóstico:
Actualmente se estima que más de la mitad de las epilepsias están relacionadas con un factor genético, mientras que el resto se debe a factores como alteraciones estructurales, metabólicos, infecciosos entre otros. Hoy en día, gracias al avance del conocimiento científico se han identificado genes responsables del desarrollo de varios síndromes epilépticos. No obstante, es importante resaltar que no todos los casos tienen un origen genético conocido.
Los síndromes epilépticos se pueden clasificar en función de la edad de inicio. Pueden tener un buen o mal pronóstico, siendo frecuente un pronóstico desfavorable en los síndromes epilépticos neo o postnatales, y más favorable cuando se inician en la etapa escolar.
A continuación se describen varios síndromes epilépticos que pueden presentarse en el periodo neonatal, en la lactancia o en la etapa escolar.
Es un tipo de epilepsia que se engloba dentro de las epilepsias conocidas como epilepsias reflejas, cuyas crisis son provocadas por estímulos mayoritariamente externos o internos. Entre los estímulos externos, el que con mayor frecuencia desencadena una epilepsia refleja es el visual, que da lugar a la epilepsia fotosensible. Afecta a cerca de un 5% de niños y adolescentes epilépticos de entre 7 y 18 años, periodo del desarrollo en el que se es más sensible a estímulos visuales. La fotosensibilidad se produce debido a una respuesta anormal del cerebro a la información visual. Las imágenes de televisión, videojuegos o el ordenador, así como las luces fluorescentes o patrones geométricos son algunos de los elementos que pueden desencadenar estas crisis.
Fue a finales de los 90 cuando este tipo de epilepsia cobró protagonismo debido a que un episodio de dibujos animados causó unos 700 casos de epilepsia fotosensible en Japón. Por otro lado, hace unos años se publicó un estudio que determina que ciertas imágenes visuales en ausencia de movimiento o parpadeo también pueden desencadenar convulsiones en pacientes con epilepsia fotosensible.
Ante una crisis de epilepsia en bebés o en niños conviene actuar de la siguiente manera:
Tras la crisis será necesario acudir al especialista, sobre todo si es la primera vez, para que nos asesore acerca de los pasos a seguir, si es necesario realizar pruebas o iniciar un tratamiento.
Como has visto, el diagnóstico de la epilepsia se realiza por parte de los especialistas, generalmente tras haber sufrido varias crisis y con la realización de distintas pruebas que confirmen el diagnóstico. En el caso de la epilepsia en bebés hemos visto que existen diferentes síndromes epilépticos que afectan a los más pequeños, siendo una de las posibles causas las alteraciones genéticas.
Desde Veritas, expertos en diagnóstico genético, ofrecemos diferentes pruebas para asegurar la salud de tu hijo estudiando diferentes genes y diferentes patologías. Si quieres saber más, no dudes en contactar con nosotros; estaremos encantados de resolver todas tus dudas.
Maria Moreno - Medical Science Liaison Manager
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