Cuestión de Genes
La atrofia muscular espinal engloba un grupo de enfermedades neuromusculares de origen genético, que causan atrofia y debilidad progresiva de los grupos musculares.
En este artículo te explicamos en qué consiste esta patología, cuál es su abordaje y cuáles son los genes implicados.
La atrofia muscular espinal (AME) es una enfermedad genética hereditaria que pertenece a un grupo heterogéneo de patologías denominadas “distrofias musculares”, que cursan con algún grado de degradación y debilidad del músculo esquelético.
El sistema nervioso se divide en sistema nervioso central (SNC) y sistema nervioso periférico (SNP). El SNC está constituido por el encéfalo y la médula espinal y el SNP por nervios y ganglios nerviosos, cuya labor es conectar el SNC con el resto del organismo. Los nervios del SNP están formados por axones neuronales que pueden ser motores o sensitivos, los axones de neuronas sensitivas transmiten señales sensoriales y los motores señales motoras a músculos o glándulas.
En las personas con AME, se produce la destrucción progresiva de las neuronas motoras inferiores, estas neuronas transmiten señales a los músculos del cuerpo para indicarles cuándo deben contraerse. Cuando estas neuronas se dañan, los músculos dejan de recibir señales del cerebro y de la médula, esta interrupción provoca el debilitamiento gradual de los músculos que comienzan a perder volumen y a atrofiarse presentando rigidez y espasmos (fasciculaciones). Las personas con AME presentan pérdida de la capacidad de control de los movimientos en diferentes grados que afectan a la movilidad de las extremidades, al habla, a la deglución y a la respiración.
Se estima que la AME afecta a 1 de cada 6.000 recién nacidos en todo el mundo.
La AME es una enfermedad de origen genético, en concreto está causada por mutaciones en el gen SMN1 (Survival of Motor Neuron 1), localizado en el brazo largo del cromosoma 5 en la región telomérica. Este gen da lugar a la proteína de supervivencia de las neuronas motoras o SMN (por sus siglas en inglés, Survival Motor Neuron).
La mayoría de los pacientes con AME presentan ausencia del gen SMN1 y por lo tanto de la proteína que codifica, el resto presentan mutaciones en homocigosis, es decir, en las dos copias del gen, que alteran la funcionalidad y estabilidad de la proteína. La proteína de supervivencia de las neuronas motoras es clave para la protección de las motoneuronas, si no existe suficiente proteína funcional se produce la degeneración de los axones y la muerte de estas neuronas, por lo que la comunicación con los músculos deja de ser eficaz y comienzan a debilitarse y atrofiarse.
Como ya hemos mencionado en otros artículos de nuestro blog, los seres humanos tenemos dos copias de cada gen (una copia heredada de nuestra madre y la otra de nuestro padre). Pues bien, para que una persona desarrolle AME debe presentar alteraciones (mutaciones) en las dos copias del gen SMN1. Este modo de herencia se denomina autosómico recesivo. Puedes aprender más sobre este y sobre otros patrones de herencia en nuestro artículo Enfermedades y tipos de herencia genética.
Si la persona presenta ambas copias del gen (alelos) mutados, en la mayoría de los casos, sus progenitores presentarán una mutación en una de las dos copias del gen, pero al tener otra copia funcional no presentan la enfermedad, es decir, son portadores asintomáticos de AME.
Si una persona es portadora de AME por lo general no desarrollará síntomas, sin embargo, puede transmitir la enfermedad a su descendencia en caso de que su pareja reproductiva también sea portadora de la misma enfermedad. En este caso, en cada embarazo, el riesgo de tener un hijo con AME sería del 25%, la probabilidad de que el niño sea portador de la enfermedad es del 50% y la probabilidad de que no sea portador ni presente la enfermedad es del 25%.
¿Cuál es la tasa de portadores de AME? Pues bien, se calcula que 1 de cada 40-50 personas es portadora de esta enfermedad, lo que se considera una alta tasa de portador. Esto significa que la probabilidad de que en una pareja reproductiva ambos sean portadores de AME es considerablemente alta,lo que aumenta el riesgo de que su descendencia presente esta enfermedad.
Aunque el SMN1 es el principal gen asociado con la AME, existe otro gen que también es determinante en la aparición y en la severidad de esta enfermedad. Se trata del gen SMN2, localizado en la región centromérica del brazo largo del cromosoma 5. El gen SMN2 es considerado un pseudogen del gen SMN1 y es prácticamente idéntico a él, únicamente se diferencia en 5 pares de bases. La diferencia realmente significativa entre estos dos genes es que el gen SMN2 presenta una variante en el exón 7 que provoca que la proteína que codifica esté truncada y sea más inestable que la del gen SMN1.
El gen SMN2 es considerado un modificador del fenotipo en esta enfermedad, ¿qué significa esto? De una manera sencilla, en un paciente que presente mutaciones en el gen SMN1 cuantas más copias presente del gen SMN2, menor será la gravedad de la enfermedad. Sin embargo, existen otros factores implicados, por lo que no siempre existe una correlación directa entre el número de copias de SMN2 y un determinado fenotipo.
Existen otras patologías que presentan la misma clínica que la AME pero están relacionadas con otros genes diferentes a SMN1 y SMN2, normalmente se las conoce como AME de tipo no 5q (relacionadas con otros genes no localizados en el brazo largo del cromosoma 5) o AME no clásica, mientras que la AME causada por mutaciones en SMN1 y SMN2 se denomina AME clásica y es la más frecuente.
Las diferentes mutaciones en los genes SMN1 y SMN2 dan lugar a cuatro tipos de AME que se diferencian principalmente en la edad de inicio, gravedad y evolución.
También se denomina enfermedad de Werdnig-Hoffman o de inicio infantil, es el tipo más grave de AME.
Se manifiesta desde el nacimiento hasta los 6 meses de edad, y los síntomas suelen incluir disminución pronunciada del tono muscular, problemas para succionar, sostener la cabeza o mover las extremidades. Los niños afectados generalmente presentan falta de reflejos, temblores, problemas para respirar y alimentarse y no son capaces de sentarse, pudiendo presentar también problemas esqueléticos como escoliosis. Es característico que presenten llanto débil y tos escasa, la esperanza de vida de los bebés que padecen este tipo de AME no suele superar los dos años debido a los problemas respiratorios.
También denominada AME intermedia o infantil crónica, es una forma de AME de moderada a grave. Los síntomas comienzan a manifestarse entre los 6 y los 18 meses. A diferencia de lo que ocurre en la AME de tipo I, los niños afectados a pesar de presentar debilidad muscular generalizada, sí son capaces de mantenerse sentados, sin embargo necesitan ayuda para caminar.
En algunos casos pueden presentar dificultades respiratorias e infecciones habituales. La evolución de la enfermedad es variable y los afectados con este tipo de AME pueden alcanzar la adolescencia o la edad adulta.
También denominada enfermedad de Kugelberg-Welancer o tipo juvenil, es una forma algo más leve de la enfermedad. Los síntomas comienzan entre los 2 y los 17 años, observándose dificultades para caminar y correr. En estos pacientes la escoliosis o la afectación respiratoria son menos graves.
Los afectados por AME de tipo III pueden levantarse y caminar por sí solos, pero es posible que necesiten ayuda para realizar actividades que requieran fuerza muscular, como subir escaleras. En este tipo de enfermedad, la gravedad depende generalmente del momento en el que comience a manifestarse la enfermedad, cuanto antes aparezcan los síntomas, más severo será el pronóstico de los afectados.
Con un manejo médico adecuado su esperanza de vida no se ve reducida, pudiendo llegar a la edad adulta avanzada.
También conocida como síndrome de Kennedy, AME bulbo espinal o forma de aparición en el adulto. Es la forma más leve de AME.
Aparece en la segunda o tercera década de vida, por lo general, las personas con este tipo de AME pueden caminar durante toda su vida y los músculos implicados en tragar y respirar no suelen verse afectados. La progresión de este tipo de AME es lenta y por lo tanto su esperanza de vida no se ve reducida.
Actualmente no existe cura para esta enfermedad, por lo que el tratamiento se enfoca en aliviar sus síntomas y tratar de evitar las complicaciones asociadas.
Aunque las personas pueden permanecer estables durante un periodo de tiempo, no suelen mejorar. La persona afectada requerirá atención multidisciplinar continuada por parte de neumólogos, neurólogos, traumatólogos, gastroenterólogos, nutricionistas, fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales entre otros.
El manejo específico de cada paciente depende principalmente de dos factores, el tipo de AME y los signos clínicos. En general, algunos de los tratamientos más empleados son:
Para mantener la función muscular y favorecer la movilidad, mejorando así la calidad de vida del niño, se utilizan la fisioterapia, la terapia ocupacional y la rehabilitación. Este tipo de terapia puede contribuir a mejorar la postura, y a retrasar o paliar la inmovilidad articular, la debilidad y la atrofia de los músculos.
En las sesiones de fisioterapia los niños realizan ejercicios que les ayudan a proteger las articulaciones de la rigidez, mantener huesos fuertes y reforzar la función muscular. La terapia ocupacional está orientada a realizar actividades cotidianas como andar, vestirse o peinarse, para ello en ocasiones utilizan dispositivos de apoyo.
A veces también es necesario complementar estas actividades con terapia adicional enfocada a mejorar las dificultades que pueden tener las personas afectadas para hablar, masticar o tragar.
Cuando se padece AME es especialmente importante llevar una nutrición y dieta equilibradas, de forma que los pacientes obtengan la cantidad de energía necesaria, para mantener el peso y la fuerza. A algunos niños les favorece realizar comidas frecuentes en lugar de 3 comidas copiosas.
Cuando los pacientes presentan dificultades de deglución (no pueden masticar o tragar), es necesario suministrarles el alimento mediante una sonda de gastrostomía. La dificultad de deglución puede causar problemas como desnutrición o neumonías que se producen al aspirar alimentos o líquidos mientras se come.
La ventilación no invasiva se utiliza en pacientes cuando existe afectación respiratoria no severa y durante la noche en pacientes con AME que presentan apnea del sueño, es decir, interrupciones espontáneas en la respiración mientras duermen. Los pacientes que presenten afectación severa de los músculos del tórax necesitarán ventilación asistida mediante respirador.
Los padres de un niño con AME deberían recibir asesoramiento genético, sobre todo si desean tener más hijos. El objetivo de esta consulta es conocer el origen genético de la enfermedad, si es posible el pronóstico y determinar el riesgo de recurrencia en un nuevo embarazo. El asesor genético realizará una evaluación de cada caso solicitando las pruebas genéticas pertinentes y explicándole el resultado con claridad a la familia, resolviendo todas sus dudas. Como hemos explicado durante el artículo, si ambos progenitores son portadores de una mutación en el gen SMN1 el riesgo de recurrencia en cada embarazo es del 25%.
Esperamos que este artículo os haya ayudado a comprender un poco mejor esta patología hereditaria. Además de la AME existen otras patologías de origen genético que pueden afectar a un recién nacido, la prueba del talón estudia las más frecuentes, pero la mayoría no se incorporan en el cribado neonatal. Desde Veritas hemos desarrollado myNewborn, la prueba genética de cribado neonatal que estudia más de 390 enfermedades genéticas de aparición durante la infancia, en las que es clave la detección temprana para evitar o reducir su impacto en la salud del recién nacido, siempre de la mano de un médico genetista.
Desde Veritas ponemos la genética al servicio de la salud desde las primeras etapas de la vida ofreciendo pruebas preventivas y diagnósticas, así como consultas de asesoramiento genético por parte de médicos genetistas. Si deseas recibir más información, no dudes en contactar con Veritas.
Bibiana Palao - Directora Departamento Científico
Quizá te puede interesar…
Deja un comentario
No hay comentarios
Todavía no hay ningún comentario en esta entrada.