Cuestión de Genes
El embarazo y la maternidad implican cambios en la vida de la mujer y de su pareja, siendo un periodo que puede causar un aumento de los niveles de ansiedad, relacionados con las preocupaciones por el curso del embarazo y por el bienestar fetal. En este artículo te explicamos qué efectos puede tener la ansiedad durante el embarazo y recomendaciones para disminuir su aparición.
La ansiedad es una respuesta emocional, que permite que el organismo se ponga en alerta y active mecanismos de defensa ante una situación determinada, por lo que en una primera instancia no es algo negativo. Según el estímulo desencadenante puede ir acompañada de sentimientos de inquietud, recelo, miedo y nerviosismo, y por lo general su aparición se asocia a preocupaciones excesivas.
Aunque nos anima a actuar y nos ayuda a enfrentarnos a estas situaciones, la ansiedad puede convertirse en un problema de salud si es desproporcionada, se manifiesta constantemente o sin motivo aparente, causando malestar, afectando al desarrollo de las actividades diarias y a la calidad de vida. En estos casos, la ansiedad deja de ser una respuesta defensiva y puede convertirse en una amenaza que el individuo no sabe controlar.
Cuando la ansiedad se convierte en un problema para la salud, hablamos de trastornos de la ansiedad, que se definen como alteraciones que afectan al comportamiento y que tienen como causa la ansiedad. Diferenciamos tres tipos principales, que con frecuencia se superponen, por lo que las personas pueden experimentar más de una forma:
Se estima que entre el 15 y el 20% de la población española sufre un episodio de ansiedad cada año, y entre el 25 y el 30% lo padece al menos una vez a lo largo de su vida. En general, es dos veces más frecuente en mujeres que en hombres.
La ansiedad afecta a las personas de diferentes formas, causando tanto síntomas anímicos como físicos. Entre los distintos síntomas, destacamos:
La ansiedad se relaciona con la aparición de preocupaciones o miedos, y precisamente el embarazo es un periodo en el que la mujer debe afrontar cambios adaptativos, con fluctuaciones en los niveles hormonales y otros cambios fisiológicos, en el que además aparecen preocupaciones acerca del bienestar fetal y miedo al parto, entre otros.
El estrés y la ansiedad son relativamente comunes durante el período prenatal y afectan tanto a la madre como al recién nacido. Se estima que alrededor del 15% de las mujeres embarazas presentan algún síntoma de ansiedad.
Los efectos y consecuencias de los trastornos de la ansiedad o el estrés prenatal pueden afectar tanto a la madre como al feto. Por un lado, los trastornos de ansiedad pueden reducir la capacidad de autocuidado en la gestante que en determinados casos conlleva una nutrición inadecuada, con las consecuencias que esto conlleva al feto. Por otro lado, a nivel fisiológico, niveles elevados de estrés o ansiedad pueden aumentar la producción de cortisol en el organismo. Este aumento del cortisol puede tener un efecto negativo tanto en la madre como en el feto.
Dentro de las distintas complicaciones asociadas a la ansiedad durante el embarazo, destacamos:
Además, existen estudios que evalúan cómo niveles elevados de estrés y ansiedad de manera continuada pueden repercutir negativamente en el desarrollo psicológico del niño, en comparación con niños nacidos de madres que no han experimentado estrés o ansiedad durante el embarazo. Se ha observado como en estos casos los niños son más propensos a desarrollar trastornos como el déficit de atención e hiperactividad.
Durante la gestación la mujer se somete a numerosas pruebas que controlan la correcta evolución del embarazo. Si bien nadie cuestiona la utilidad clínica de estas pruebas, es perfectamente normal que antes, durante y hasta la entrega de los resultados de las distintas pruebas, las gestantes y sus parejas lidien con preocupaciones que a menudo pueden confundirse o solaparse con episodios de ansiedad que entran dentro de la normalidad.
Una de las pruebas más importantes del embarazo es el cribado del primer trimestre en la que se evalúa el riesgo de que el bebé presente alteraciones cromosómicas comunes como el síndrome de Down. Cuando la madre se enfrenta a un resultado de alto riesgo en estas pruebas, por lo general se le recomienda realizarse un procedimiento invasivo para la confirmación y hasta que se obtiene el resultado definitivo puede causar un aumento en la ansiedad materna. Hoy en día contamos con otras pruebas que mejoran el rendimiento del cribado del primer trimestre, como son las pruebas prenatales no invasivas, que reducen el número de procedimientos invasivos innecesarios, aliviando en muchos casos estos episodios puntuales de ansiedad.
Cada vez existen más protocolos que recogen el cribado psicológico dentro de las revisiones periódicas de la gestante, con el fin de realizar un abordaje temprano en estos casos.
Dentro de las distintas estrategias utilizadas para la prevención o la remisión de la ansiedad en la embarazada, distinguimos:
Lo esencial es siempre acudir al especialista, quien podrá realizar un diagnóstico correcto y adecuar el manejo en cada caso y será quien establezca si en determinados casos es necesario recurrir al tratamiento farmacológico para la gestante diagnosticada con ansiedad y depresión.
Desde Veritas, apostamos por el cuidado proactivo de la salud y durante el embarazo sabemos que esto es esencial, por ello te ofrecemos la prueba prenatal no invasiva más completa, myPrenatal. Si quieres más información, no dudes en contactar con nosotros.
Maria Moreno - Medical Science Liaison Manager
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