Cuestión de Genes
Una dieta personalizada puede convertirse en tu gran aliada a la hora de cuidar tu salud.
Las personas tenemos diferentes necesidades nutricionales, por eso, adaptar la dieta a cada individuo, es clave para obtener los mejores resultados. Las dietas convencionales están basadas en recomendaciones genéricas que resultan efectivas en muchas personas, pero ahora es posible dar un paso más en la personalización de nuestras necesidades. Todos somos únicos y tenemos características metabólicas diferentes, distintos estilos de vida y circunstancias particulares.
Hoy en día vivimos un boom de la personalización. El mercado ofrece soluciones para adaptar a nuestros gustos prácticamente todo: desde el color de nuestro coche hasta la ropa que usamos, pasando por el mobiliario con el que decoramos nuestros hogares o los regalos que hacemos o recibimos. Las empresas han detectado esta tendencia y han llevado la personalización incluso al packaging de sus productos. Está claro que a los seres humanos nos gusta poder expresarnos a través de los objetos que nos rodean. Sin embargo, no debemos olvidar lo más importante: nuestra salud. También podemos mejorarla gracias a la personalización, en este caso, de la dieta. ¿Quieres saber cómo? ¡Continúa leyendo!
Una dieta personalizada es una pauta de alimentación elaborada teniendo en cuenta parámetros concretos de cada individuo. En definitiva, una dieta hecha a medida.
Para diseñarla, tradicionalmente se han tenido en cuenta multitud de variables individuales como el sexo, la edad o el estilo de vida. Sin embargo, hay un factor determinante a la hora de definirla: la genética individual. Esta implica diferencias en el funcionamiento del metabolismo de cada persona, por eso, una dieta verdaderamente personalizada no puede obviar el componente genético.
Contar con una dieta personalizada siempre es beneficioso, puesto que a través de ella podemos cuidar y potenciar nuestra salud. Además, hay circunstancias personales específicas en las que una dieta a medida es imprescindible para lograr objetivos concretos. Algunos ejemplos son, adelgazar o ganar peso, controlar aspectos de la salud como el colesterol o la tensión arterial, o desempeñar sin riesgos y con un rendimiento óptimo ciertos deportes. Veamos algunos tipos de dieta personalizada:
Como sabes, hay personas que, coman lo que coman, jamás ganan peso, y otras que, por mucho que se cuiden, no logran bajarlo y tienden a engordar. Esto se debe a que, en la regulación del peso, influyen factores no solo ambientales como la dieta o el ejercicio físico que realizamos, sino también aspectos genéticos. Estos generan diferencias en el funcionamiento del metabolismo y, por tanto, en la manera en la que cada uno de nosotros procesamos los alimentos. Una dieta personalizada para adelgazar o bien para controlar el peso tiene en cuenta las características individuales relacionadas con los genes involucrados en la regulación del peso o la tasa de metabolismo basal.
Necesitar subir de peso, ya sea por estética o por salud, es mucho más habitual de lo que parece. Del mismo modo que cuando se busca adelgazar, también hay que hacerlo de forma saludable y con una dieta adaptada a la constitución genética particular. Las dietas diseñadas para engordar son hipercalóricas pero, ante todo, tienen que ser equilibradas y conjugarse con un estilo de vida saludable.
Estas dietas están orientadas a mejorar el rendimiento deportivo. Cada tipo de ejercicio tiene, por sus particularidades, unas exigencias nutricionales distintas. No es lo mismo practicar running que natación o gimnasia rítmica, por ejemplo. Del mismo modo, tampoco es lo mismo realizar un deporte de manera profesional que a nivel amateur o como hobbie. Lo que está claro es que, en cualquiera de los casos, una alimentación adecuada y adaptada es fundamental. Las tablas nutricionales generalmente no cumplen esta labor, pues cada persona tiene unos requisitos diferentes. Por eso, las dietas personalizadas se adaptan, en este caso, tanto al deporte concreto como a las características genéticas de cada individuo, que aportan claves para conocer, entre otras cosas, cómo se asimilan los nutrientes. También permite acertar con la suplementación, pues esta tiene distinta efectividad en función de la genética.
La alimentación anti-edad o antiaging tiene como objetivo la prevención y ralentización de los procesos oxidativos asociados a la edad. No podemos detener el paso del tiempo, pero sí mitigar los efectos que este tiene sobre nuestro organismo.
Una dieta personalizada incluye alimentos que, de acuerdo con nuestros hábitos, edad, condición cardiovascular y constitución genética, nos ayudan a retrasar la aparición de los efectos del envejecimiento.
Para diseñar una dieta basada en la genética necesitas realizarte un estudio genético. Gracias a este tipo de pruebas conocerás más información acerca de tu metabolismo y la asimilación de determinados nutrientes.
Estas pruebas te permitirán saber si tienes mayor riesgo de presentar patologías como el hígado graso no alcohólico, lo que haría necesario una reducción en la ingesta de grasas o si tienes dificultad para absorber correctamente determinadas vitaminas, como la vitamina C, lo que haría necesario incluir en la dieta más alimentos que la contengan.
Como ves, esta información es fundamental a la hora de diseñar una dieta personalizada, pues te da las claves para saber qué alimentos priorizar o restringir.
Condiciones como la hipertensión, la obesidad, la osteoporosis, la diabetes tipo 2 o determinadas enfermedades cardiovasculares como la aterosclerosis pueden abordarse a través de la alimentación.
A la hora de diseñar una dieta personalizada basada en la genética, también es fundamental tener en cuenta estas pautas:
Algo que debemos desechar completamente de nuestras creencias, es la existencia de “dietas milagro”. Desgraciadamente son muchas las que se venden como tal, pero la realidad es que, no solo no lo son, sino que además entrañan riesgos para la salud. Cualquier dieta debe cumplir con dos preceptos fundamentales:
Gracias a un análisis genético puedes detectar, por ejemplo, si sufres de intolerancia a la lactosa, pues depende de una variante en el gen MCM6. Esta condición provoca que no se procese bien este tipo de azúcar, algo que deriva en náuseas, diarrea o dolor de estómago entre otros síntomas. Conocer si se padece esta intolerancia permite ajustar la dieta, eliminando alimentos con lactosa como la leche, sus derivados y algunos alimentos procesados.
Por ejemplo, conocer si presentas determinadas variantes genéticas en los genes CTRC y SPINK1 puede darte información importante acerca de tu riesgo de presentar pancreatitis, conocer ese riesgo te permite adaptar tu dieta limitando el consumo de grasas.
Como ves, una dieta personalizada basada en la genética es una herramienta precisa, eficaz y accesible, tanto para mejorar tu salud general como para ayudarte a conseguir objetivos concretos como la pérdida de peso o la ralentización del envejecimiento.
Además es una poderosa aliada para retirar de tu dieta determinados alimentos que contribuyan negativamente a tu salud, y que con el tiempo podrían llegar a causarte síntomas. Controlar tu salud, hoy en día más que nunca, está al alcance de tu mano.
Si quieres ampliar información sobre como la genética puede ayudarte a mejorar tu calidad de vida contacta con nosotros o visita la página de myGenome.
Bibiana Palao - Directora Departamento Científico
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